Cuando la persona, la familia, el adolescente percibe una insistente sensación de malestar o insatisfacción personal aparentemente inmotivada o reactiva, es decir el sujeto responde de una determinada manera a una situación, un conflicto, una dificultad que puede ser con el dormir, la alimentación, el rendimiento escolar o profesional, la impulsividad o la toma de decisiones, las relaciones con los demás tanto a nivel familiar como social, estos pueden ser ejemplos de motivo de consulta. Asimismo cuando otro profesional de la salud o del ámbito educativo-social haya detectado la conveniencia de un tratamiento psicológico.